Si las cosas fueran como aguas EPM
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tomada de https://acortar.link/UcuenQ
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Durante el último año, hemos recibido en casa la visita de dos funcionarios de aguas EPM, quienes han venido a indagar respecto a un aumento en el consumo del líquido vital.
Por fortuna, ambas han sido justificadas por la presencia de visitas en la casa o por alguna situación que requirió un empleo adicional.
Supongo que dicho rastreo obedece también a la posible variación de tarifa por sospechar que hayamos incurrido en uso comercial de nuestro inmueble, pero a lo que quiero llegar con esto es que, cuando se tienen los controles debidos, ciertamente las cosas pueden funcionar mejor. Y como el que nada debe, nada teme, me siento tranquilo con la revisión que han hecho, ya que de paso eso nos llevó a hacer revisiones y mantenimiento preventivo a las acometidas de agua de nuestro hogar.
Menciono lo anterior porque como bien saben, no han sido pocas las veces que, en mayor o menor medida, me he referido a la corrupción (para saber más, los invito a leer De pesos y fracciones y Crónica de un comparendo injusto ).
Hoy, otra vez, me veo en la penosa necesidad de referirme al tema, porque a todas luces es un asunto que ha hecho una gran metástasis en toda nuestra sociedad y a todos los niveles.
Baste recordar los acontecimientos de los últimos meses para ilustrar lo que digo: los carro tanques de la Guajira, que parece un cuento de nunca acabar, los pagos dobles que resultaron en el Ministerio de Hacienda por la friolera de 1624 millones de pesos o el caso de los integrantes del aparato estatal que han vendido elementos de uso privativo de las Fuerzas Militares a los violentos, sin tener en consideración que esos mismos elementos van a servir para atacar a sus camaradas, dejando de lado el juramento que prestaron frente al cumplimiento de la Constitución y las leyes, y un largo etcétera en todos los niveles y latitudes.
Lo cierto es que estas situaciones son totalmente lamentables. Hay que ver la desfachatez con la que los corruptos se mueven rampantes por la sociedad, haciendo de las suyas y a veces con la sensación de que, para ellos, por tener el poder, pueden hacer lo que se les dé la gana, cosa que en lo personal me parece un exabrupto, porque se supone que, para la ley colombiana, todos somos iguales, pero ¿si somos iguales? bueno, eso sería tema para otra nota.
La corrupción es un claro síntoma de la pérdida total de los valores que como sociedad deberíamos estar cultivando, y no siempre se puede culpar a la familia como institución inicial de formación, me atrevería a decir que una gran mayoría de hogares se preocupan por inculcar valores, la situación radica es que cada individuo decide que hacer o no con dichas enseñanzas, dado que cada uno de nosotros es la suma de sus propias determinaciones.
He conocido hijos de borrachos y drogadictos que no siguen los rumbos de sus progenitores, como también he sabido de casos de personas que han nacido con cuchara de plata en la boca y no les importa robarse los dineros públicos y privados para su propia avaricia y ambición.
La corrupción es una decisión personal, que deja de lado la honra, la moral y la empatía hacia los demás, y lo peor, es que quien es corrupto, siempre va a tener una excusa para obrar así. Y reitero, lamentablemente está en todos los niveles de la sociedad, desde el estudiante que ofrece plata por sus calificaciones y el docente que la acepta, o el agente del orden que se hace el de la vista gorda porque lo untaron con algún dinero.
Ya no se trata de sacar del territorio a quienes comenten este tipo de actos, como sucedió en la antigüedad en otras latitudes, donde el destierro se usaba como el mayor castigo, así que se deben aplicar los correctivos con las herramientas con que se cuentan actualmente, pero lastimosamente, muchos de los que, supuestamente, están llamados a velar por el cumplimiento de las leyes, también se encuentran inmersos en esa estela de corrupción.
Creo que ya antes he expresado este pensamiento, no se trata de desearle el mal a quien obra el mal, tarde que temprano cada uno recibirá lo que se merece por su mal obrar, ojalá que eso se de pronto y con todos los implicados a todos los niveles. No es justo que ciudadanos honestos y cumplidores tengamos que estar pagando los platos rotos ocasionados por una caterva de antisociales que solo quieren acrecentar sus arcas por encima de la vida, honra y bienes de un pueblo que, en su gran mayoría, es un pueblo bueno que quiere vivir en paz, armonía, seguridad y oportunidades.
Ojalá los entes de control estatal vigilaran como, o al menos así lo veo yo, lo hace aguas EPM, que a la primera visión de un sobre consumo, indaga, revisa y recomienda en procura del bienestar del consumidor.
Hasta la próxima.
Aguas EPM también lo hace para alertar al consumidor sobre posibles fugas internas y su reparación inmediata, ya que el agua es un recurso preciado que no debe ser desperdiciado por falta de control. En cuanto a la corrupción, lastimosamente es un fenómeno que se encuentra presente en cada rincón del mundo y como dices, es responsabilidad de cada uno y comienza en casa, a veces las familias no se dan cuenta que con pequeños actos, están inculcando a sus descendientes que el bienestar individual está por encima del colectivo, que hay que ser oportunistas y sacar ventaja de cualquier situación, si no es considerado "lento", "bobo" etc. El hecho de colarse en el transporte público, en un ascensor, en recibir una devuelta que no le corresponde, etc, parecen cosas insignificantes que luego se convierten en situaciones mayores cuando se tiene la oportunidad.
ResponderEliminarExcelente tema. La corrupción está en mu hos lugares, en el cotidiano pero también en los grandes entes estatales; tristemente 🥺
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