0,70 y 1,40

 

Durante estos días, no hemos sido ajenos a las noticias que hablan de la gran crisis económica que viene sufriendo la salud de los colombianos, incluidas las EPS que el gobierno intervino.

    A eso se ha sumado el anuncio de los camioneros de sus posibles acciones por la subida de los hidrocarburos y eso sin querer meterme en calzas prietas mencionando la falta de financiación en cualquier cantidad de programas de los ordenes locales y nacionales.

    El título de mi nota de hoy, hace referencia a dos abonos por intereses que ha recibido mi cuenta de ahorros personal en el último mes, setenta centavos y un peso con cuarenta centavos. Y lo más triste del asunto es que, si fuera a pedir esos intereses, ni siquiera podrían dármelos por la ausencia total de la moneda fraccionada, aquellas que muchos de nosotros alcanzamos a conocer de la infancia. Recuerdo las de 10 y 50 centavos, las de peso, dos, cinco, diez y veinte, estas últimas venidas a menos hace ya unos años.

    A lo que voy con esto, es que todos nosotros, en mayor o menor medida, nos vemos afectados por la economía, con lo que se generan muchos interrogantes e incertidumbres. No siempre podemos obtener lo que esperamos desde el sector bancario, ya que sus dinámicas se rigen por una cantidad de factores que no nos resultan del todo comprensibles, lo más que sabemos es que las tasas de interés, sean del producto que sean, no  satisfacen nuestras aspiraciones en cuanto a rendimientos.

    Setenta centavos de interés resulta un número irrisorio, teniendo en cuenta que nada en el mundo vale esa cantidad. En los tiempos de upa, cuando las personas no creía mucho en los bancos, era común escuchar cosas como que la gente guardaba su plata debajo del colchón, y hoy en día me atrevo a decir que aún muchas personas prefieren esta práctica, por desconfianza a los bancos y porque no les parece justo que se les cobren impuestos que no son usados en la forma debida por las administraciones.

    Pese a las falencias que el sector bancario pueda ofrecer, en lo personal si prefiero el dinero en el banco. Por préstamos hechos en el sector bancario, tuvimos la oportunidad de reformar nuestro hogar en algunas oportunidades, y me doy por bien servido, dado que nunca me vi inmerso en cobros jurídicos o, peor aún, a los amedrentamientos a los que se ven sometidas aquellas personas que, tristemente, recurren a medios no convencionales de préstamo. 

    Al momento de escribir estas líneas, se está a la espera de un nuevo paquete de medidas arancelarias provenientes de cierto gobernante del norte del continente, lo que, según los analistas, puede enturbiar mucho más el ámbito financiero de muchos países. Amanecerá y veremos... dijo un ciego.

    


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