0,97
Publicada originalmente el 25 de noviembre del 2021 en Facebook
Hola a todos, espero que se encuentren muy bien.
Se preguntarán a qué se debe el número que encabeza esta nota, ya dentro de poco lo sabrán.
No
soy conocedor del tema ni mucho menos, pero el asunto de la numerología ha sido
una constante dentro del desarrollo de las culturas del mundo, baste recordar
el fatídico 13 y los temores que tiene asociados respecto a la mala suerte,
como lo dice aquella sentencia “en martes 13, ni te cases ni te embarques”
O
las propiedades del número 7, mencionada de forma muy “guapachosa” por uno de
nuestros grandes exponentes vallenatos, Lisando Mesa cuando dice: “Siete son,
los pecados capitales, siete son, los días de semana, siete son, colores del
arco iris, siete son, las notas de mi guitarra” (El Siete. Lisandro Meza.
2007).
Y
qué decir del 666, numero asociado a la bestia con todas sus connotaciones
espirituales o aquellos que aprendimos en nuestros estudios: la velocidad de la
luz, 300000 km/s; el número Pi, 3,141516… No incluyo aquí las tablas de
multiplicar porque ese creo que debe ser un tema aparte, a la par de los
recuerdos escolares que de pronto les contaré en algún momento.
Los
números como las palabras, nos rondan por todas partes: direcciones, fechas de
aniversario, números de cuenta, claves para el cajero, documentos de
identificación y teléfonos entre otros, aunque estos últimos, creo que han
venido en desuso con el empleo de los celulares porque ya casi no memorizamos
estos números, si no me creen, hagan la prueba, traten de recordar al menos
cinco números de su lista de contactos y se van a llevar una sorpresa.
El
primer número que recuerdo que memoricé, fue el teléfono de la casa de mi
abuelo paterno, que era donde mi papá y mis tíos tenían su taller de trabajo, a
ese le siguieron el de algunas tías, lógicamente el de mi casa en Bogotá y el de más relevancia, mi número de tarjeta
de identidad. Para las nuevas generaciones, les quedó fácil el asunto con el
Número Único de Identificación Personal NUIP, presente ya en todos los
documentos personales.
Si
digo 37°C, se entiende que estoy hablando de temperatura o si les
menciono 120/80, muy seguramente lo van a asociar a la medida de la presión
arterial, tema de debate porque no todos los cuerpos presentan esa constante,
al igual que puede suceder con otras cifras médicas que de seguro hemos
escuchado y visto alteradas cuando tenemos algún padecimiento de salud.
y
aquí viene la explicación del 0,97 cm. Por esas cosas de la vida, ha venido
tomando fuerza en mí aquel dicho que dice “ya está botando la barriga… por
encima de la correa” jajajaja. Cómo les parece que este numerito, 0,97 cm
resultó ser el diámetro de mi estómago durante mi última revisión médica, razón
por la cual, debo esforzarme un poco más en mis cuidados con la alimentación y
mi estado físico. Y por fortuna no me siento enfermo, pero si es una señal de
prevención que no puede tomarse a la ligera.
Mas
allá de lo jocoso que pueda resultar el tema, es una invitación a que nos
cuidemos, porque esos números médicos, lo queramos o no, inciden mucho en
nuestra salud y es necesario prestarles mucha atención. Y no nos llamemos a
engaños, el tiempo se encarga de pasarnos factura lo queramos o no. No es lo
mismo un cuerpo de 15 años que uno de 50, se los digo con conocimiento de
causa. De más joven, me di gusto con exceso, sobre todo con la comida, ahora ya
la pienso dos veces para comerme una segunda rebanada de pizza. Por tanto, cuidémonos, para que los números
médicos no nos alteren la vida más de la cuenta.
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