Encuentros cercanos del tipo curioso


 

    Hola a todos, espero que se encuentren muy bien.
    Esta semana andando la calle con mi esposa, me encontré con dos cosas muy curiosas, que son las imágenes que acompañan estas líneas.
    La primera, un desayuno, aunque muchos dirán que qué tiene de raro eso, si por lo general todas las personas desayunan, o al menos una gran mayoría. El meollo del asunto es que nos lo obsequiaron en un reconocido almacén de cadena en un centro comercial, promocionado por una avícola de gran renombre que también tenía la opción de optar por un pincho de frutas, pero en mi caso particular, prefiero la proteína animal, sin que esto quiera decir que no me guste la fruta.
    Salvo por las degustaciones que ofrecen en los supermercados cuando vamos a mercar, aunque no siempre me tocan, no recuerdo que me hayan dado un desayuno gratis, sea en un almacén de cadena o en los ya mencionados supermercados, aunque debo decir que, para ese desayuno, las cosas estaban dadas: se dio dentro de nuestra caminata matutina, entramos a los servicios públicos del centro comercial momentos después que el almacén había abierto sus puertas, donde me llamó la atención un grupo reducido de personas que estaban haciendo fila, entonces vi las viandas y le pregunté a la vigilante si es que era que estaban vendiendo desayunos, a lo que me dijo que no, que estaban dando degustaciones, y ya metidos en gastos, me puse a hacer fila esperando a Doris.
    Si hay un imán poderoso en este país, es una cola de gente, de un momento a otro empezaron a resultar personas; los que iban al cajero, los que bajaban del gimnasio, los que estaban en vueltas médicas, lo cierto del caso es que mientras nosotros desayunábamos fue mucha la gente que se acercó a reclamar su porción. 
    Algunos viandantes, bandeja en mano, abandonaban el local y durante su trayecto le iban diciendo a la gente” allá están dando desayuno, vaya reclame”. Ni idea de cuantos habrán repartido, ya que una vez finiquitado el manjar nos fuimos.
    El otro caso tiene que ver con la segunda foto, también en una de nuestras caminatas, esta vez en el centro de la ciudad. Para los conocedores de mi generación, no les será extraño reconocer una enagua en la imagen, paso entonces a aclarar que es esto por si de pronto alguien no sabe de qué se trata.
    La enagua, es una prenda de vestir femenina que se usa debajo de las faldas, pensada mayormente para evitar irritación en la piel a causa de ciertas telas de estas prendas de vestir. La vaina es que yo hacía mucho tiempo no veía una de esas prendas y, debo decir, que me llamó mucho la atención, y a la vez me hizo pensar en algunas cosas que vienen pasando que están trayendo a colación cosas del pasado. 
    Para muestra, dos botones. Se han estado popularizando consolas de videojuegos que contienen un montón de estos, antiguos de hace 30 años o más, esos que muchos de nosotros jugábamos en las maquinitas de la época, con fichas ranuradas o monedas de determinada denominación. Y dos, por increíble que parezca, los tornamesas o tocadiscos, también están volviendo, así que los melómanos que aun conservan sus discos de acetato no salgan de ellos, porque parece ser que lo antiguo está empezando a tomar relevancia nuevamente. 
    Esto me hace recordar a una gran amiga mía, Martica, lectora y melómana consumada con una gran colección de discos que una vez hace muchos años me dijo que “ni de fundas” salía de sus discos porque “los discos de vinilo se van a poner de moda otra vez.
    He aquí entonces el cierre de estas historias. No falta el que diga que todo tiempo pasado fue mejor, cosa que en lo personal pongo en entredicho. Me gusta más pensar en que todo tiempo pasado fue diferente, con sus pros y sus contras, como nos ocurre en el día a día. En alguna de mis notas les hable de la obsolescencia programada, ese castigo de la industria impuesto a los artículos para que ya no duren tanto como antes, obligándonos a realizar consumos injustos, por eso admiro mucho a quienes adelantan iniciativas de reparación y recuperación de elementos.
    No dejo de sentir cierto estremecimiento al ver la forma en que venimos acabando el planeta, las materias primas se ponen cada vez más escasas, las practicas de reciclaje y reutilización se quedan en pañales por la indiferencia generalizada “si el no lo hace, ¿por qué tengo que hacerlo yo?”
    No se cuanto más pueda aguantar esta pequeña pelota de tierra que es nuestro planeta, tanta indiferencia y menosprecio. Me gusta creer que todavía podemos hacer muchas cosas para mejorar las condiciones generales, pero es muy difícil cuando no hay la voluntad ni personal ni política y peor aún, cuando la avaricia está de por medio. Hace muchos años había un grafiti en alguna pared de Itagüí que decía “Dios perdona, el hombre a veces perdona. La Naturaleza no perdona”. Miren en lo que terminaron unos huevos y unas enaguas. Feliz semana.

Comentarios

  1. Las enaguas también sirven para ocultar la silueta como detalle de pudor femenino, por eso han ido desapareciendo... jajaja dejaré este comentario y me iré silenciosamente.... Sólo daré como pista: sí tienes pocos lectores, no sé... Pero los que te leemos, con amor te alentamos a seguir escribiendo tu nota "itinerante" Un abrazo 🤗

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