“TOLERANCIA A LA DIVERSIDAD”

 



Saludos a todos, espero que se encuentren muy bien.

Hoy estoy muy contento porque ya de esta pequeña comunidad, tengo la gran alegría de compartir el primer escrito de una de sus integrantes, mi colega y amiga Mónica María Echeverry Sánchez quien hace unos días me había propuesto compartir uno de sus escritos. Sin más, les comparto sus líneas y les reitero la invitación de hacer sentir su voz a través de la palabra escrita y podamos poco a poco, ser muchos más los escritores itinerantes. Recuerden comentar y compartir. Un abrazo


“TOLERANCIA A LA DIVERSIDAD”

Mónica María Echeverri Sánchez[1]

Actualmente vemos una sociedad plagada de problemas sociales los cuales se deben a la falta de educación de las personas que la conforman y al egoísmo de nuestros dirigentes, independientemente a la ideología política a la cual pertenezcan, no hay sistema político bueno o malo, lo que hay son funcionarios públicos corruptos.

Miramos los problemas ajenos y los satanizamos, pero no miramos nuestros propios defectos, la culpa siempre es de los otros y no de nosotros, debemos aprender a responsabilizarnos de nuestros actos, todo lo que hacemos nos afecta a uno mismo y a nuestra familia y la sociedad es reflejo de ello.  

Exigimos que toleren nuestras ideas y propuestas, pero no respetamos las ideas y propuestas de los demás. Exigimos que no haya racismo y somos los primeros en criticar a los otros por su color de piel e idiosincrasia. Deseamos ser tomados en cuenta en todas las decisiones de ciudad, región y país y no permitimos que los demás participen alegando que no cumplen con los intereses del colectivo. ¿Cuál colectivo? El colectivo al que ellos se refieren es al del mejor postor y el que cumpla con sus necesidades y caprichos personales, disfrazándolos de bien común.

Queremos que nos respeten, pero no respetamos; queremos que nos tomen en cuenta, pero no tenemos en cuenta a nadie; queremos ser escuchados, pero no escuchamos; queremos que nos miren, pero no miramos; queremos que no nos discriminen, pero discriminamos; queremos y queremos, pero no damos nada.

Históricamente tenemos una deuda con la sociedad, debemos aprender a dejar de ser mezquinos, arribistas, cínicos e irrespetuosos, dejar de pensar que el vivo vive del bobo, debemos ser responsables y honestos con nosotros mismos y los demás, todo esto parte de una educación integral del deber ser, el hacer y el tener, para que esto funcione todos deben trabajar de manera conjunta sin subjetividades, tratando de llegar a una meta común de entendimiento y compromiso. Tenemos que dejar un lado todos los prejuicios y egoísmos para así lograr un bien colectivo celebrando la igualdad, pero respetando la diferencia, para que haya tolerancia debemos aplicar el respeto propio y posteriormente a los demás, porque si queremos que nos respeten tenemos que respetar recíprocamente.

Hoy en día vemos como una generación de jóvenes y personas son irrespetuosas e irreverentes con los demás excusados en la premisa del libre desarrollo de la personalidad, ellos pueden tratar mal, pero se quejan si los tratan mal escudándose en el discurso de la intolerancia a la diversidad, hay que ser consecuentes y lógicos, no pretender que todo lo que uno quiera se lo vayan a dar, las cosas se logran por medio del trabajo y la interacción con los demás, las cosas no caen del cielo. Somos personas de derechos, sí, pero también de deberes y compromisos y, por tanto, no podemos exigir lo que no estamos dispuestos a dar de nuestra cuenta en favor de los demás. Dado que nada en la vida es gratis, todo requiere un trabajo y un esfuerzo.



[1] Bibliotecóloga graduada de la Universidad de Antioquia, Medellín. Correo: monicamaria.echeverri@gmail.com  

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