Recuerdos pasados que parecen del presente
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tomada de https://acortar.link/afTZTI
Hola a todos, espero que se encuentren muy bien. Para hoy les traigo a colación un recuerdo, más exactamente del 2014, cuando la nota ni siquiera estaba a la vista, pero lo hago con el ánimo de resaltar que hay muchas cosas que se mantienen y que incluso han empeorado, a mi humilde modo de ver las cosas.
Creo que
sería interesante que, entre todos, pudiéramos comentar sobre los particulares
descritos en esta historia pasada, y traída a nuestra actualidad. Espero sus
aportes con ansias.
En las últimas semanas, tres hechos relacionados con el transporte público llamaron la atención de la prensa local y dos de ellos alcanzaron difusión nacional.
El primero tuvo que ver con las denuncias de miembros del gremio de taxistas en relación con la problemática del consumo de sustancias alucinógenas por parte de algunos conductores de este campo. El segundo, el despido de un conductor de buseta, el cual fue puesto en evidencia por la publicación de un vídeo en Internet que daba cuenta de una serie de infracciones en plena vía pública y lo tercero, el colapso sufrido por el Metro de Medellín y el cierre de seis de sus estaciones por espacio de 10 días, debido a un deslizamiento de tierra en las cercanías de la línea férrea.
Según los medios, la problemática del gremio taxista es grande porque eso afecta la prestación del servicio. Leyendo entre líneas se puede ver que existe una gran preocupación tanto por las compañías que prestan el servicio, así como de los dueños de los taxis, ya que está en juego su patrimonio debido al comportamiento anómalos de algunos de los conductores. Pero más allá del factor dinero, está la integridad de quienes acceden a este tipo de servicio, tanto como de los conductores. Para nadie es un secreto que el consumo de sustancias psicoactivas es un grave problema de salud, que causa una serie de desórdenes que ponen en peligro la integridad física de quienes consumen con el correspondiente riesgo para los demás. Entre los nefastos efectos que producen las drogas ilícitas se tienes: Disminución de la capacidad de concentración, aumento del tiempo de reacción (aumento del tiempo entre la detección y el análisis de una situación, y la reacción) disminución de los reflejos, des coordinación motora, relajación/aumento de la fatiga, dificultades para asociar ideas, hiperactividad, agresividad, sentimientos de grandiosidad y alucinaciones, todo un coctel de efectos dañinos.
Resulta difícil en nuestro medio no vernos afectados directa o indirectamente por situaciones relacionadas al consumo de sustancias ilícitas. En octubre pasado, le escuché a una turista una frase que puede resumir perfectamente esta problemática: Medellín es tan linda… lástima que huela a marihuana. Infortunadamente esta expresión guarda mucha verdad, porque es rara la zona donde una persona pueda transitar sin que se tropiece con esta problemática. Pienso que aún falta mucho por hacer en este sentido en materia de educación y prevención, empezando por quienes consumen que deben aceptar que están enfermos. Lo peor es que se trata de una enfermedad voluntaria, por la cual pagan y ponen en riesgo su vida y la de los demás. También faltan más controles para evitar la comercialización y políticas que promuevan la rehabilitación.
El conductor despedido gracias a una denuncia hecha mediante un video trae nuevamente el ya eterno problema de la guerra del centavo. Conductores marcados por un reloj, corriendo cual competidores de Fórmula 1, para engrosar los bolsillos de las empresas, siendo esta además una de las profesiones que genera más estrés en quienes la realizan. Basta ver las laderas de nuestros barrios, en donde los conductores llegan a bajar las lomas a unas velocidades vertiginosas, que frenan en seco y mantienen corriendo en todo momento. Me imagino que los programadores de ruta (y discúlpenme la ignorancia si este no es el término), para medir los tiempos de recorrido de un destino a otro, lo tuvieron que hacer entre las 11 pm y las 2 am, horas donde el tráfico es casi nulo y donde muy seguramente se pueden hacer los recorridos en los tiempos estimados.
Desde esta perspectiva, debería existir un mayor seguimiento desde el Ministerio de Transportes, donde se establezcan políticas claras aplicables por igual a todas las secretarias de tránsito de la nación, ya que esto no es un problema solamente de Medellín. Otra situación para considerar es poner en cintura a los reincidentes infractores, así como se hace con los conductores ebrios, sanciones ejemplarizantes dentro del gremio conductor es lo que está haciendo falta, desde la cancelación de las licencias hasta el cobro de las multas mediante cobro jurídico que se tienen con las secretarías.
Desconozco cuál será el monto que los infractores tienen con las administraciones por concepto de multas de tránsito, sin embargo, debe ser inmenso. Un plan de pagos dentro de un tiempo prudencial so pena de perder su licencia podría ser una alternativa viable para garantizar el cobro y la estabilidad laboral del infractor.
El último acontecimiento fue el protagonizado con el cierre de seis estaciones del Metro durante diez días en donde se dejaron de movilizar ochocientos mil usuarios, según los últimos datos. Lo llamativo del asunto, fue la repartición de culpas: yo no… el, yo no… el, parecía ser el común denominador a la hora de asignar responsabilidades. En estos días un medio de difusión nacional daba cuenta de un estudio de hace dos años que preveía cuáles zonas rivereñas estaban en riesgo de sufrir deslizamientos, lo que quiere decir que la tragedia se podría haber evitado si se hubiesen adelantado los correctivos pertinentes, clara muestra de las faltas de políticas y de planeación que se dan en las administraciones, tantos las que se fueron como las que están. Por fortuna, las obras de mitigación realizadas se adelantaron en tiempo récord, entregándose con cuatro días de antelación, con lo que se logró volver a la normalidad.
El caos causado por este acontecimiento fue evidente: congestiones en trenes, sobre cupo en buses, poca movilidad aumento del costo de operación de las empresas de transportes, abusos y sobre costos, dieron cuenta de la falta de un plan de contingencia adecuado, o al menos esa es mi apreciación muy personal. Si todo esto se dio por el cierre de seis estaciones, no me quiero imaginar cómo estaría esta ciudad ante el eventual cierre del Metro por cualquier circunstancia. El tiempo dirá. Ojalá que todas estas problemáticas se puedan resolver y ojalá que los ciudadanos afectados (que en últimas cuentas somos todos), exijamos nuestros derechos a la movilidad y denunciemos todo acto anómalo en cualquiera de estos aspectos que he querido compartir hoy con ustedes.
Medellín, enero 25 de 2014.
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