Mis primeros 11 millones de puntos

 



    Saludos itinerantes, espero que se encuentren muy bien. Les cuento que ando muy contento, porque una vez más me han invitado a hacer parte de Libros Humanos en la Biblioteca Central Carlos Gaviria Díaz de la U de A, aquí les comparto la información general por si , los que puedan y quieran, desean hacer parte de esta bella experiencia como lectores:  Libros Humanos U de A

    La primera vez que tuve acceso a un video juego, fue tal vez en el año 1983, estando en quinto de primaria, a expensas de un compañero mío que tenía un reloj, creo que Casio, que contaba con un juego de carreras de carros incorporado, cosa que para la época resultaba sumamente novedoso, además de mostrar un estatus diferente a su poseedor, parecido a lo que pasaba en aquellas épocas en que se hacían filas en los bancos y cuando uno no tenía lapicero, el que lo poseía era el centro de atención jajaja.

    Ya para tal vez tercero de bachillerato, en 1986, estaban un poco más de moda las llamadas “maquinitas” aquellos aparatos, primos de las consolas antiguas, puestos en ciertos locales donde, por algunas monedas, se podía jugar un rato. De esa época lo que mas recuerdo fueron Invasores espaciales, Popeye, Pac Man y, mi favorita, águilas (o al menos así la conocíamos allá, su nombre oficial no lo recuerdo), además de otros tantos de la época. 

    Aunque en honor a la verdad, para la época, los padres veían con muy malos ojos que los hijos fuéramos a esos lugares, y ni forma de rechistar nada porque ellos jugaran billar, tejo o se embriagaran hasta perder el conocimiento, eso si lo podían hacer ellos, ironías que llaman. Incluso una vez vi como un papá, sin miramiento alguno, literalmente sacó a patadas al hijo del establecimiento donde estábamos, un local del centro comercial carrera 100 en Fontibón que regentaba en esa época “el paisa”, así conocimos siempre al dueño.

    Como sea, fueron pocas las veces en que jugaba debido a la falta de dinero; en muchas ocasiones iba al local simplemente a ver jugar a los otros y solo de cuando en cuando que me daban algún dinero en casa, que no era ni mucho, ni seguido, disponía de algunas tantas monedas para esos juegos.

    La primera consola con la que tuve contacto fue en el año 92, y era de las que empleaban cartuchos, con dos controles y una pistola, propiedad de un sargento compañero mío, quien me invitó a jugar una noche en su casa, en compañía de su esposa y otros amigos, alrededor de una opípara cena y varios tragos de cerveza.

    En 1999 me hice con mi primera consola personal, también de cartuchos, pero la verdad sea dicha, no la usé mucho, salvo cuando enviudé de mi primera esposa, le dediqué bastante tiempo, hasta que el aparatito ya no dio más.

    Algunos años más tarde, a mi hijastro Michael le logramos comprar una Play 2 de segunda mano, que es con la que me quedé yo y la que empleo de cuando en cuando para pasar el rato, además de una imitación de Nintendo, una consola pequeñita, con 600 juegos incorporados, siendo mis preferidos BomberMan y Contra.

    Y desde los tiempos que empezó a haber computador en la casa, me ha gustado mucho el juego de cartas de solitario, con el cual, cosa curiosa, me fueron dadas mis primeras lecciones en manejo de ratón en la universidad. También me gustan los de combinación de figuras, que fue justamente lo que motivó esta historia, ya que, en estos días, logré una puntuación de mas de once millones de puntos en un juego de burbujas. Esto puede parecer trivial y no faltará quien diga que esos juegos son una pérdida de tiempo, pero tengo otra visión sobre los mismos, creo que bien empleados, los juegos pueden traer beneficios.

    Lo cierto del caso es que fue una marcación que no logré de una vez, me tomó varios momentos, no diarios, no seguidos, porque tampoco es que me siente todas las tardes a jugar en mi computador, a veces pasan días enteros sin que ni siquiera lo encienda, salvo para escribir la nota. Como sea, desde hace días he tratado de batir mi propio récord y no me ha sido posible, De hecho, cada semana el contador vuelve a ceros y solo permanece la máxima puntuación alcanzada, lo más cercano que he estado han sido diez millones y algo de puntos.

    A todo lo anterior, no podemos dejar de sumarle la experiencia de los juegos para el celular, ahí me gustan mucho también los de combinación, sopas de letras y algo de matemáticas. Con todo lo anterior, puedo decir que la tecnología ha cambiado muchísimo con el paso del tiempo y los juegos no son la excepción. Antes, con un botón y una palanca, como pasaba con el Atari, las personas pasaban ratos enteros divirtiéndose. Hoy en día los controles de juego son una cosa impresionante, llenos de botones, cada uno con su función y con combinaciones impresionantes para hacer de la experiencia algo más desafiante.

  Tampoco nos es ajeno la gran demanda y el nivel de profesionalismos que se ha logrado en eventos de juegos online, son campeonatos que tienen una gran base de seguidores, con un montón de compañías empeñadas en renovar los juegos cada vez con mejores tecnologías, gráficos, accesorios, jugabilidad y otras cosas más.

    En mi modesta opinión, la tecnología tiene una naturaleza neutra, y depende enteramente del manejo que se dé de la misma cómo se percibe. Una moto o un carro parqueados no son peligrosos, cambian a esa condición por la manera indebida en que se emplean. No se si llegue a vencer mi récord, como puede que sí, puede que no, lo más probable es que a lo mejor quien sabe. Por lo pronto, procuraré seguir siendo moderado con esta y tantas otras actividades que adelanto en el diario vivir, y si rompo mi marca, les contaré. Hasta la próxima.


Comentarios

  1. Martín, estoy totalmente de acuerdo contigo, las cosas en sí no son buenas o malas, todo depende del uso que le demos los humanos, en mi caso jugué en mi infancia y esto nunca interfirió con mis responsabilidades como niña, por el contrario, siento que desarrolló otro tipo de habilidades en mi, debe ser porque en ese entonces tenía la supervisión de mis papás para dedicarle solo el tiempo necesario. Ahora adulta, también me gustan aunque no los disfruto tanto. También jugué solitario cuando tenía clases de computación y es uno de los juegos favoritos de mi mamá para pasar el tiempo, además de otros. Un abrazo y gracias por compartir tus experiencias, ya que nos llevas a recordar etapas de nuestra vida.

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