Feliz aniversario, promoción 1989 Colegio Departamental Integrado de Fontibón JM
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Esta semana, mi
buen amigo Jaime, fue el primero en felicitarnos el pasado dos de diciembre, a quienes hacemos parte del
grupo de chat de excompañeros del Colegio Departamental Integrado de Fontibón,
o CODIF para abreviar, con motivo de nuestro año 35 como egresados de dicha
institución, de la cual tengo muy buenos recuerdos.
En mi nota Retrospectivas
(3), les conté algunos pormenores de mi estancia en ese colegio, y pensando en
eso, les pedí a mis compañeros que me ayudaran con algunos otros recuerdos para
incluir en estas líneas.
Así por ejemplo
salieron a flote algunos de los nombres de nuestros profes con algún que otro
sobrenombre: en español tuvimos a Marco Tulio y Rosanita, en ciencias a
Chispún, quien murió en el año 86 pero yo no recibí clase por parte de él, Nohora,
que enseñaba contabilidad y mecanografía, Ruth Mery, a quien llamábamos cariñosamente
Vitamina, era una muy bella persona de baja estatura pero con un corazón de oro,
que impartía biología, Julita con Comportamiento y salud, Polo y su química,
Lanza con la física, Gracielita y Ligia con las matemáticas, Marinita la profe
de artística, Stella con su francés, Tovar, alias Condorito con la filosofía, Torres
con religión y la profe Flor, la eterna coordinadora, gritando a voz en cuello
apenas sonaba la campana para que nos regresáramos a los salones de clase.
Otro de los condiscípulos
recordó las monumentales peleas que se armaban en un parque contiguo al
colegio, el parque de Boston, donde se hacían batallas campales con gentes de
otras instituciones, vaya a saber ustedes por qué, ya que no solía asistir a
esos enfrentamientos, siempre he procurado evitar la violencia.
O qué tal las escapadas
de clase de algunos cuántos que no dejaban ni el polvero cuando se iban. Y qué
decir de la rotación que cierto estudiante hacía de una revista de contenido
para adultos, muchas veces en el aula de clases o en corrillo en los descansos.
También se dio
un caso bastante curioso a raíz de unos arreglos que estuvieron haciendo en las
instalaciones, ya que uno de nuestros condiscípulos, practicante de artes
marciales, se le ocurrió la brillante idea de realizar demostraciones de fuerza
rompiendo una serie de ladrillos que estaban previstos para el arreglo
locativo. No recuerdo cuantos rompió, pero si fueron varios.
Ese año de
nuestra graduación, existían tres grados 11, con grupos de tal vez 40-45
estudiantes. Nuestra graduación se llevó a cabo con el uniforme del colegio en
el aula máxima, con estudiantes, padres y algún político de turno, que se vio
engalanado con el discurso de nuestro rector Manuel Alberto, a quien en algún
momento se su intervención, resulto haciendo una brillante imitación, momentánea
eso sí, del gallo Claudio.
Muchos de
quienes se graduaron tuvieron que pedir buzos prestados, porque cuando terminamos
las clases, no faltaron los impulsivos que decidieron rasgar sus vestimentas
entre sí, para festejar el fin del año lectivo.
Bazares,
minitecas, competencias deportivas, porristas, estudios, tomaduras de pelo,
peleas, risas, licor y cigarrillos, marcaron a toda esta generación a quien hoy
saludo con cariño y les digo que los recuerdo con mucho cariño y me alegra que,
en la actualidad, aún podamos seguir en contacto gracias a la tecnologías, así
sea a través de saludos cortos mediante WS.
A todos mis
compañeros, felices 35 años de egresados, cada uno seguramente podría contar muchas
historias, que son el tesoro de la memoria. Les deseo lo mejor y que ojalá
prontamente podamos hacer un reencuentro para reírnos de tantas cosas bonitas
que disfrutamos.
Hasta la próxima. Si me cuentan más cosas, les prometo otra nota sobre el particular.
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