Unas por otras

Aquí estrenando montura

Hola mis apreciados itinerantes, espero que se encuentren bien. Ya prácticamente este año se acabó, así que les recomiendo mucha mesura, para que no andemos con angustias a comienzos del año “pelando por el afrecho” por falta de plata.

Como recordarán, hace unos días les conté que estaba próximo a recibir mi prótesis dental nueva, y casi, casi le di al palo, como dirían en fútbol, porque a escasos 10 días de cumplirse dos años de la misteriosa pérdida de mi anterior pieza dental, hoy me entregaron la nueva y en lo particular me siento bastante satisfecho con el trabajo realizado.
Durante la prueba que me efectuó la profesional odontóloga, solo vio la necesidad de hacer un ajuste menor, rebajando una parte de la prótesis con la “simpática” fresa que ellos usan para sus labores de salud oral.

Se preguntarán porque le puse comillas a la palabra simpática, pues debo decirles en honor a la verdad que pese a mis años, todavía me causan cierto nerviosismo asistir a sesiones con los odontólogos, en parte por el sonido de la fresa, con la cual tuve un encuentro cercano siendo aún muy niño, cuando tuve la desgracia de perder parte de un incisivo central, para más, una pieza permanente, provocado por un golpe que recibí en la boca durante un recreo en mi vieja escuelita José María Córdoba en Fontibón, hoy desaparecida. 

El odontólogo de turno para tratar de subsanar la novedad fue el Dr Suarez, quien tenía su consultorio cerca de un afamado colegio de mujeres en Fontibón, el Santa Teresa de Jesús, para lo cual tuvo que realizar una pulpectomía, o sea, extraer el nervio y así poder acomodar la prótesis parcial que me ha acompañado desde la tierna edad de 7 años, la cual tuvo, si mal no recuerdo, otros dos cambios posteriores por cuestiones de edad y crecimiento de la cavidad bucal.

Así que cuando de odontología se trata, siempre hago de tripas corazón y me aguanto como los machos de Jalisco bravo, sin que hasta la fecha halla ocasionado algún escándalo o tenido algún comportamiento indebido durante las intervenciones.

Y ojo, no estoy diciendo que tenga algo en contra de los profesionales de esta área de la salud, ni más faltaba, a todos ellos mi admiración y respeto. Una de mis más fieles lectoras es una odontóloga excelente ( No dejes de quererme Carmencita ja, ja, ja, ja). Imagino que lo mío es como una fobia, así como al que no le gusta volar o el que aborrecen los insectos, solo que yo lo enfrento lo mejor que puedo, lo que me permite tener una buena salud oral.

También y ya estando en el Ejercito, me tuve que someter a la extracción de mis cordales, que fueron hechas por tandas, pero una en particular se convirtió en un verdadero suplicio, dada la complejidad del procedimiento, tanto que el odontólogo tratante tuvo que fracturar la muela para sacarla por pedazos, en esa ocasión nos demoramos como tres horas y estuve bastante adolorido varios días.

Infortunadamente, a mi esposa Doris no le fue nada bien con su prótesis, siente una gran incomodidad, le ha pelado la encía, le entumece la lengua, en fin, para nada a gusto se sintió, pese a los esfuerzos que hizo la profesional para ajustarla, pero las cosas no funcionaron, por lo que tuvo que enviar una carta a la secretaría de salud, poniendo de manifiesto su inconformidad, y por lo que hemos sabido, parece ser que no ha sido el único caso.

Así quedó la ruptura

Adicional a mi prótesis, y de ahí el título de mi nota, hoy me vi en la   necesidad de asignar recursos para reponer la montura de mis gafas, debido a un lamentable accidente. Resulta que yo usualmente mantengo las gafas en su cordelito y me las pongo o quito según necesidad. Pues estando las gafas descansando en mi pecho, me estaba llevando al hombro una paca de gaseosas, con tan mala suerte de que, al poner el empaque en mi torso, aprisioné las gafas, lo que provocó que uno de los aros de la montura se reventara y una de las varillas se torciera. Resultados de la operación, los dientes me salieron gratis y tuve que pagar por montura nueva, con tan buena fortuna, además, que no les tuvieron que hacer absolutamente nada de ajustes adicionales.

Así que he recibido mi aguinaldo anticipado, los cuales espero me duren mucho, mucho tiempo.

Y a ustedes, ¿ qué cosas les han ocurrido con gafas o dentaduras? ¿algo que nos quieran compartir? Recuerden que este espacio de la nota itinerante está pensado para que entre todos construyamos comunidad lectora. Un abrazo y hasta la próxima.

Comentarios

  1. Mi querido Martin, celebro que te sientas bien con tu nueva “adquisición” y lamento la situación de Doris. Espero que le respondan pronto y supere sus expectativas. En cuanto a la “fobia” con los odontólogos, de mi parte puedo decir que no la padezco y la verdad me gusta visitarlos con frecuencia para limpiezas profundas, pero es curioso porq la mayoría de personas con la misma fobia, son de generaciones anteriores a la mía y creo que puede tener algo que ver con las herramientas y tecnología que había antes, lo que hace que se haya creado ese miedo que ahora puede no tener fundamento. Un abrazo y gracias por compartir.

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