El día que no me puse tenis blancos
El día comenzó bien, aunque los vecinos habían estado de parranda toda la noche y apagaron el equipo de sonido cerca de las 7:00 am, pero como tengo el sueño pesado, no me resultó mayor el inconveniente.
Mi esposa y yo nos levantamos y dispusimos para salir a una de nuestras caminatas, bajaríamos al centro de la ciudad a comprar algunas cosas para llevarle a Sofi, que anda cuidando las mascotas de una amiga y teníamos días de no verla. Salimos a una hermosa y radiante mañana, caminamos hasta la placita, compramos lo necesario y abordamos el transporte público hacia un sector del Aero Parque Juan Pablo II.
Llegamos al destino sin mayores inconvenientes, compartimos un sabroso desayuno, hablamos un rato, acariciamos a las mascotas, e incluso me di una siesta de 20 minutos. Hacia las dos de la tarde, iniciamos nuestro regreso a casa, para lo cual debíamos abordar un bus en una de las estaciones del Metroplús. Estando en ese lugar, noté que mi esposa se sonrió de oreja a oreja y me indicó que viera a mis espaldas y ahí fue donde lo vi.
A escasos 10 metros, un hombre, de complexión algo más robusta que la mía y un poco más bajo, vestía exactamente la misma ropa que yo llevaba puesta, por lo que no pude evitar reír bastante, a mí me faltaron los tenis, y a él la gorra, pero eran los mismos colores de pantalones cortos y camiseta. De hecho, en mi caso, opté por tenis negros en el último momento cuando me estaba vistiendo, pero tuve los blancos a la mano.
Ignoro cuál sea, estadísticamente hablando, la probabilidad de que algo así suceda, pero imagino que debe ser un valor muy, muy pequeño. Imagino también que muchos de nosotros hemos visto videos o fotos de situaciones de esta naturaleza, que no dejan de causarnos mucha gracia.
Sin embargo, y movido por la curiosidad, me di a la tarea de buscar algunos ejemplos sobre coincidencias diversas, con lo que descubrí que el tema puede resultar un poco más común de lo que se puede imaginar. Mas abajo les comparto algunos enlaces para que puedan seguir sonriendo un poco. También me vino a la mente un recuerdo de la afamada novela “Betty la fea”, cuando uno de sus personajes, Bertha, hizo hasta lo imposible para burlarse de Patricia Fernández con su indumentaria. He aquí la evidencia:
No se qué tan cierto sea que entre las mujeres se generan envidias y enojos cuando se encuentran con otras mujeres que tienen su misma ropa, quiero pensar que se trata más de una leyenda urbana. Al tenor de las evidencias, ese tipo de coincidencias no resultan tan frecuentes, aunque si se dan, para muestra, me pasó ja, ja, ja, ja.
Y el monito Sánchez tiene un chiste muy gracioso sobre el particular,
https://www.facebook.com/watch/?v=2844228755875556
Como sea, esto solo demuestra que cualquier cosa es posible y que hay circunstancias que, aunque rayando lo inverosímil, se pueden dar. Así que la próxima vez que vean algo inusual, curioso, o a alguien con su misma ropa, sonrían, la vida es muy corta para que nos estemos amargando porque fulana o sutano tienen los mismos shorts y camiseta que uno.
Otras coincidencias que hay por ahí:
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