De cómo se siente ser leído
Hace algunos días les conté acerca de la oportunidad que me otorgó parte del equipo de trabajo de la Biblioteca Central Carlos Gaviria Días en la Universidad de Antioquia, para hacer parte de la iniciativa Libros Humanos, un espacio pensado para la promoción de la lectura, con el particular de que, en vez de leer libros, se leen personas.
Yo me enteré por casualidad, navegando entre mensajes y redes sociales, con tan buena fortuna de que pesqué esa información en medio de tanta cosa que diariamente nos está llegando, lo pensé durante un día y apliqué a la convocatoria con, como debía ser, La nota itinerante como título de mi libro.
De ahí se dieron algunos contactos con la persona encargada de coordinar la actividad, hicimos un encuentro virtual con algunos otros de los libros, nos solicitaron información general para la publicidad, como fotos para la portada y un resumen del libro, y nos dieron las indicaciones generales para la preparación del evento, siendo escogido el 23 de abril, Día del Idioma, del Libro, las Bibliotecas y los Bibliotecólogos, una fecha en verdad muy memorable.
El siguiente paso ya a nivel personal, consistió en definir qué quería poner en consideración para esa lectura, situación que no resultó nada fácil, ya que implicaba decantarme por dos o tres de mis escritos para compartirlos con mis lectores. Mi primer tropiezo fue encontrarme en que, durante el tiempo que llevo escribiendo, no había pensado en un sistema de clasificación de mis historias.
Quienes me han venido leyendo, saben que escribo de todo un poco, y así como cuento mis pareceres frente al tráfico ciudadano, también menciono vivencias en familia o gustos literarios, así que lo siguiente que debí hacer fue una clasificación de contenidos para poderlos agrupar, situación que me sirve además para poner un poco más de orden en lo que hago.
Hecha ya la clasificación, empecé a ver las opciones para seleccionar los relatos, y debo decir que esto me resultó difícil, porque cada escrito mío es una parte de mí, una manera en que me relaciono con el mundo, un conjunto de ideas y pensamientos que pongo al recaudo de quienes me leen, sin embargo, había que hacer la distinción y seleccionar, ya que no era posible leer todo en el lapso que íbamos a tener en el evento.
Las seleccionadas fueron Gracias ¡Mucha gracia! y Milagro de Año Nuevo: Versión libre de una historia real, la primera, una anécdota derivada de una experiencia siendo lector y la segunda un relato tipo cuento inspirado en un hecho real, dicho sea de paso, solo hasta el día anterior al evento logré definir qué quería compartir en la experiencia.
A las 10:10 am, se dio inicio con un sencillo acto protocolario y libros y lectores nos empezamos a ubicar en nuestros respectivos espacios, dispuestos a leer y ser leídos. El ambiente se sentía sereno, las voces se percibían a lo lejos, no atronadoras, sino sosegadas, tranquilas. Algunos aplausos, algunas risas, se sentían en los alrededores al tiempo que se iban leyendo esas páginas.
Faltando 10 minutos para las 11:00 am, nos llegó el turno a los libros previstos para esa hora, así que me dirigí a mi cubículo, con mi tinto, mi agua y mi Tablet llena de historias, y comencé a temblar como hoja al viento, me puse nervioso, así que tuve que hacer algunos ejercicios de respiración para desacelerar mi corazón. Estoy acostumbrado a hablar en público, pero esta experiencia en muchos sentidos fue muy novedosa para mí, de ahí la emoción y la subida de adrenalina de esos momentos previos.
A mi lugar llegaron 5 adultos y cuatro estudiantes de un grupo más nutrido que ese día se encontraban visitando la biblioteca. Nos saludamos, y a las 11:10 comenzamos la actividad. ¿Qué les puedo decir? fue maravilloso. Sentir a esas personas escuchando ávidamente mis relatos, poder responder sus preguntas, salidas de lo espontáneo: ¿por qué escribes? ¿Qué te motiva? ¿leer aumenta la inteligencia? ¿Qué lees? ¿Qué piensas de los comentarios de los demás?
Fue sumamente significativo para mi poder hacer parte de esta iniciativa. En algún momento de la charla, les decía a mis lectores que mi afán de escribir no versa siquiera en hacerme famoso o conseguir dinero, sino en mi deseo interior de poder expresar lo que siento, que es lo que realmente hago cada vez que me enfrasco en esta aventura de plasmar en palabras lo que ronda mi cabeza. Los comentarios de los participantes fueron muy positivos, y las historias leídas le llegaron a su interior con diferente intensidad.
Ojalá se den mas espacios como estos, ojalá más personas puedan contar sus historias, ser leídas por otros tantos. Ha sido una de mis mejores experiencias y me siento muy feliz de haber sido parte de ella. El final de la jornada se vio engalanado con un delicioso almuerzo, cortesía de mi esposa, celebrando el Dia del Bibliotecólogo. Espero entonces poder seguir adelantando estos escritos y poder contar con ustedes como mis lectores. Abrazos y hasta la próxima.
Lo amé… no sabes cuánto extraño tener el privilegio de vivir esas cosas, ahora que estoy en un país donde la mayoría de personas no hablan español y los servicios de la biblioteca son en inglés, valoro muchísimo más desde la distancia, este tipo de actividades 😍😍
ResponderEliminarGenial. La conversación, porque creo que más que nada fue una bella conversación es tan especial y significativa en nuestra cultura colombiana... Las conversaciones han sido hilo que teje taaanto de nuestra forma de ver la vida... Que uuf! Que rico un café y una conversación como ésa
ResponderEliminar