Del otro lado de la mesa.

 

 

Barbara Lins y este servidor en el estand de la Librería La Hojarasca em la Fiesta del Libro y la Cultura


Desde 2017 y hasta 2022, exceptuando, claro está, el año de pandemia, tuve la oportunidad de hacer parte del evento cultural más grande de la ciudad, como lo es la Fiesta del Libro y la Cultura, 

ya fuera en mi calidad de miembro del equipo de trabajo del Fondo Editorial ITM o en compañía de mi amiga y librera Bárbara Lins, quien ha tenido a bien tenerme en cuenta en algunos certámenes libreros de la ciudad desde que se embarcó en su gran aventura con su Librería La Hojarasca.

Este año, participe como visitante, y lo hice ayer martes en compañía de mi esposa, fuimos temprano, aprovechando el buen clima y a esa hora la poca afluencia de público. 

Pude reencontrarme con algunos compañeros y amigos, así sea cruzando un par de palabras, pude caminar por muchos de los puntos de venta, antojándome de cualquier cantidad de títulos, pero soportando estoicamente el deseo de comprar. El jueves pasado, día del montaje, me estuvo rondando una sensación extraña, ya que a cierta hora de la mañana no hacía más que pensar “a esta hora estaríamos haciendo tal o cual cosa en el estand de exhibición y mínimo nos habríamos tomado tres tintos”.

Nos paseamos tranquilamente, viendo las caras de muchos estudiantes que a esa hora ya estaban haciendo presencia en los diferentes talleres que se tienen organizados, así como de los transeúntes en general que iban comiendo y bebiendo diferentes viandas de las muchas que se ofrecen, aunque sandía a seis mil pesos…(Nota, esto me pidieron en las afueras del jardín por un vaso de esa fruta). Nos disfrutamos un delicioso raspado e incluso participamos en un taller donde pudimos escribirles una carta a nuestras madres. 

Pudimos deleitarnos con la belleza de la naturaleza que enmarca este lugar tan bonito de la ciudad como lo es el Jardín Botánico, agradeciendo profundamente que aún en esta ciudad contamos con muchas zonas verdes para disfrutar. 

Mis pericias en ferias pasadas demandaron de mi parte un gran esfuerzo y terminaban con muchos cansancios, sin la posibilidad de curiosear porque el puesto de trabajo requiere mucha dedicación, salvo algún pequeño espacio de descanso en el almuerzo. De hecho, esos periodos casi que trabajaba 24/7 porque hasta dormido, según rememora mi esposa, me la pasaba haciendo cuentas, nombrado y recomendando títulos. 

Esta visita fue diferente, mucho más relajada, pero, sobre todo, muy satisfactoria porque veo con mucha alegría que aun en estos tiempos, son muchas las personas que van en busca de libros y preguntan, compran y leen y eso me llena de esperanza, de que un mundo nuevo es posible de mano de la lectura. Todavía quedan unos cuantos días más de Fiesta. Los que estén por aquí en Medellín o sus alrededores, no dejen pasar esta oportunidad, hay libros para todos los gustos y seguramente encontrarán muchas actividades que les llamen la atención, esta fiesta es para gozarla.

 

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