Cuando la perseverancia abre caminos
Saludos cordiales, espero que
se encuentren muy bien.
Las fotos que acompañan esta entrada
son, lo crean o no, una tomatera que resultó muy oronda al frente de mi casa en
la canaleta que recoge las aguas lluvias por mi cuadra, creciendo muy campante
en una hendidura del concreto. Ya está dando tomatitos, cherry al parecer, a
juzgar por su tamaño. La segunda, es una mata de cilantro, más exactamente las raíces
del que compramos este martes con el mercado que mi esposa sembró en una matera
y que ya está germinando. De paso, les cuento que Doris tiene muy buena mano
para las matas. Es increíble cómo la naturaleza se abre camino, hasta ganas de
contar con una huerta hidropónica me dan.
Esto me ha llevado a pensar en
algunos momentos difíciles por los cuales he pasado, pero que, con
perseverancia y mucha fe, he logrado sacar adelante. Por mencionar algunos:
cuando comenzamos nuestra convivencia con Doris mi momento económico no era el
mejor, teníamos una bebé en camino, dos hijos adolescentes, una casa hipotecada
y, para redondear el asunto, yo estaba estudiando en la universidad. Los
ingresos no eran muchos, así que tuvimos que hacer muchas maromas para salir
adelante.
Ir a hacer mercado en mercados
populares, comprar una canasta de huevos para un mes, entrar por la puerta de
atrás del bus para llevar el mercado a la casa y pedir cacao para que me
llevaran más barato por no tener el pasaje completo, fueron cosas muy
recurrentes por algún tiempo.
También lo fue el incursionar
en el mundo de la venta de empanadas gigantes, salir con canasto al brazo e ir
por las calles del barrio ofreciendo el producto, o comercializar comidas
rápidas en nuestra casa, situación que generó algunas envidias de otros vecinos
que decidieron montarnos competencia, o ir a arreglar casas, también fueron
otras maneras de generar algunos ingresos extras.
Ciertamente los sacrificios no
faltaron: incontables caminatas al centro o a la universidad, o al médico para
ahorrarnos un pasaje, llevar en mi super maleta el termo y el almuerzo para
esperar entre clase y clase porque el presupuesto no me daba para movilizarme,
o más aun, haber tenido que intercalar estudios un semestre si otro no, porque
no había suficiente dinero para pagar el valor. Por fortuna, las cosas poco a
poco fueron mejorando, me ubiqué como mensajero, después trabajé en droguerías
y eso nos empezó a generar una mejor estabilidad. El culmen de esos días fue
cuando por fin y luego de muchos esfuerzos, logré terminar de pagar la hipoteca
de mi casa. El día que recibí el paz y salvo y las escrituras lloré de la
alegría, porque iba a ser un gasto menos que se vería reflejado en una mejor
estabilidad para mi familia.
A la par con el estudio,
también lo laborar mejoró , ya me pude ubicar en bibliotecas, y cuando terminé
mi carrera, ya contaba con algo de experiencia para poder aspirar a otros
niveles, cosa que se dio por cerca de siete años. Actualmente no laboro, he
tenido que aprender a manejar mejor mis finanzas, a reacomodarnos con lo que
tenemos, pero con la satisfacción de estar haciendo bien las cosas y que
gracias a Dios no nos hemos visto en grandes dificultades, momentos difíciles,
sí, pero nada que podamos decir de gravedad y ojalá sigamos así.
Aquello de que “el que
persevera, alcanza” sin lugar a duda es muy cierto. Me siento bien conmigo
mismo porque, pese a las dificultades, con mi fe, he sabido salir adelante y
contado con el apoyo de muchas personas que de una u otra manera me han
acompañado con su ayuda, su voz de aliento o una plegaria, siendo una de mis
principales compañeras mi esposa Doris, que es una mujer “echada pa´delante”
como dicen por aquí en Medellín. Gracias por eso, amor.
Hoy mi llamado es a que no
perdamos el ánimo, pese a la adversidad, es bueno recordar que detrás de las
nubes de la borrasca, se encuentra el sol., o como dice el gran José Feliciano
“después de la tormenta, la calma llegará”.
Y ustedes, ¿en que situaciones
se han visto a punto de decir no puedo más y lo han logrado? Recuerden dejar
sus comentarios. Hasta pronto
POSDATA, sigo con la campaña para la adulta mayor cuidadora de perros, de verdad que su momento no es el mejor
Es totalmente cierto, todo comienzo es difícil y el camino siempre se va a presentar tortuoso; ahí es donde toma fuerza la sabiduría con que se enfrenten los problemas y la meta que se quiere alcanzar. Lo fácil pocas veces se valora y cuando se lucha por algo la satisfacción es inmensa.
ResponderEliminarTal cual mi estimado Guillo, las mejores cosas se obtienen con esfuerzo y dedicación
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