A mi amada Doris, feliz cumpleaños


 Hola a todos, espero que se encuentren muy bien.

Hoy quiero dedicarle unas líneas a la persona que se ha convertido en mi compañera de vida y con quien tengo la fortuna de compartir una relación tan especial y llena de amor.

Conocidos por esas cosas de la vida, nuestro primer acercamiento se llevó a cabo cuando dirigía un pequeño coro infantil en nuestra parroquia, donde Kelly su hija y una sobrina, hacían parte de este. Era mi costumbre hacer algún encuentro ocasional con los padres para que se dieran cuenta en qué estaban sus hijos y en una de esas reuniones, ella empezó a formar parte de esta actividad.

Algún tiempo después, en un ya lejano diciembre del año 2001, recibí una invitación por parte de Doris a departir en un agasajo comunitario por los lados de su casa, con sancocho, baile y chorro garantizados, al cual accedí. Era víspera de Navidad. Esa noche bailamos, comimos, nos reímos, hablamos sin parar hasta despuntar el alba y comenzamos a mirarnos con ojitos tiernos, sin imaginarnos que esas miradas serían el inicio de un idilio que ha perdurado hasta la fecha.

El 24 de diciembre lo pasamos en su casa en compañía de su familia, y otra vez el alba nos tomó por sorpresa, hablando de todo un poco, compartiendo sin cesar y, sobre todo, siéndonos muy sinceros mutuamente. comenzó entonces nuestro romance, buscando aprovechar cada momento juntos, porque nos sentíamos bien el uno con el otro, fue así como ya para marzo del 2002, nos enteramos de que seríamos padres y en junio nos fuimos a vivir juntos en compañía de Kelly y Michael, mis hijastros.

Fueron grandes cambios los que se dieron entonces en el hogar, no nos sobraban las cosas, pero tampoco llegamos a pasar necesidades, y Doris dio muestras de un deseo férreo para que nuestra relación saliera adelante, haciendo mil cosas para apoyarnos con los gastos de la casa, ya que para esas fechas yo no tenía empleo fijo y mi antiguo trabajo de joyero no estaba dejando mayor cosa.

Han sido muchos años llenos de cosas maravillosas, con los altibajos propios de una relación, pero siempre enmarcados en nuestra fe en Dios y el ánimo de resolver toda mediante el diálogo.

Hoy doy gracias a Dios por un año más de vida de mi amada esposa y, si Él lo dispone así, que sean muchos más para que podamos seguir este camino iniciado ya hace tanto tiempo con la misma alegría y espíritu de participación comunitaria que nos ha caracterizado durante este tiempo.

Dios te guarde cielo, y que ojalá podamos seguir disfrutando mucho tiempo más de esta experiencia de vida tan maravillosa que vivimos juntos. Te amo.

Hasta la próxima

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